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HISTORIA
CAROLINA BARRY

Se hace la Evita: las otras dos primeras damas peronistas (2021)
de Carolina Barry (comp.)

     Si pensamos en cualquier escenario político actual, las representaciones masculinas siguen siendo predominantes, aun habiendo tenido a dos mujeres en la presidencia de nuestro país, otras en cargos políticos de importancia, un fuerte movimiento feminista que ha luchado por la igualdad en todas las esferas de la sociedad y que obtuvo avances significativos en el terreno político. Listas de partidos, gabinetes gubernamentales, cámaras de senadores, de diputados, sindicatos, gobernaciones, intendencias; las mujeres continúan teniendo una participación minoritaria, cuantitativa y cualitativamente, en la política.

     Ahora bien, si nos situamos más de 70 años atrás, ¿cuál era el lugar de las mujeres en ese entonces? ¿Cuáles eran sus posibilidades? ¿Qué oportunidades laborales, de vida, de estudio, podías tener siendo mujer? Las respuestas son bastante acotadas: maestra y/o universitaria si tenías determinado status social y el apoyo necesario, y si pertenecías a la clase trabajadora tu futuro posiblemente no iría más allá que ser madre, esposa, ama de casa u obrera. Fue allí, en ese contexto extremadamente adverso y complejo, que Eva Duarte de Perón, y miles de mujeres más, conformaron cuadros de poder político sin precedentes en la región ¿Dónde quedaron esas mujeres? ¿En dónde están escritos sus nombres? ¿Quiénes fueron? Se hace la Evita. Las otras primeras damas peronistas libro compilado por Carolina Barry y publicado por Omnívora Editora nos cuenta la historia política y biográfica de algunas de ellas, de esas otras primeras damas, esas “Evitas” que multiplicadas por todo el país y siguiendo el ejemplo de la persona que les dio la oportunidad de llegar -o siquiera de pensar- en acceder a un lugar de influencia y poder, ocuparon espacios impensados hasta entonces.

     En las páginas introductorias Barry problematiza y reflexiona sobre el rol que cumple una primera dama, los marcos jurídico-institucionales de su accionar y las reglas a seguir por quienes tienen que interpretar ese papel. En Se hace la Evita Barry retoma clasificaciones hechas sobre ellas: la primera dama acompañante, la protocolar, la que realiza acción social de ayuda a vulnerables y la involucrada en política. Agrega a estas el concepto del “poder bifronte”, en el cual, sin abandonar necesariamente el rol clásico, las primeras damas logran un liderazgo a la par de sus maridos, con quienes componen matrimonios gobernantes. Sobre estos ejemplos irán los estudios de caso del libro. Además, Se hace la Evita tiene la bondad de ser un libro federal, al relatar las historias de distintas primeras damas provinciales, plantea una perspectiva descentralizada que se consolida al observar el origen de autoras pertenecientes a diversas casas de estudio del país. El libro consta de una introducción de la compiladora y ocho capítulos que abordan historias de las provincias de Buenos Aires y San Juan a cargo de Barry, Córdoba por Marina Inés Spinetta, Corrientes por María del Mar Solís Carnercier, Mendoza por Mariana Garzón Rogé, Santiago del Estero por María Mercedes Tenti y de las ciudades de Bahía Blanca por José Marcilese y Junín por Karina A. Muñoz.

     Cuando pensamos en el peronismo histórico lo habitual es que las imágenes que se aparecen en nuestra mente nos trasladen a la Plaza de Mayo repleta de gente, a trabajadores con sus pies en la fuente, un Perón dando discursos en el balcón de la Casa Rosada, una Evita rodeada de descamisados, entre otras. Por fuera del ámbito académico sigue siendo poco habitual pensar un peronismo “periférico”, debido a eso, es interesante ver cómo a través de las historias de las “Evitas”, se construye  y articula otro tipo de peronismo, vemos la manera en que se tejían redes de lealtades al presidente y su compañera, y también tensiones con ellos. Los abordajes federales, por esto, nos habilitan a pensar ya no en el si no en los peronismos como una experiencia plural y transformadora que encuentra en los estudios situados en otros territorios, tradiciones, realidades, experiencias; un necesario y revitalizador enfoque.

     La lectura de los trabajos compilados nos permiten encontrar cuatro momentos claves en las experiencias de estas primeras damas y sus peronismos locales. Primero, el surgimiento de la acción política de las protagonistas al calor de la llegada de Perón a la presidencia, y el ascendente protagonismo que tendrá Eva en la acción social directa, cristalizado por ejemplo en el funcionamiento de la Obra de Ayuda Social de la Gobernación de Buenos Aires, los Centros de Ayuda Social en Córdoba, la Obra Social Mendoza, La Agrupación Femenina 4 de Junio de Junín o la Comisión de Ayuda Social de Santiago del Estero, que harán un trabajo similar a la Fundación Eva Perón allí donde el Estado y la propia FEP aún no habían llegado. En segundo lugar, con la sanción de la ley de sufragio femenino en febrero de 1947, vendrá un momento de reconfiguración de los centros cívicos femeninos -creados previamente- que se expanden, multiplican y se abocan a la tarea de empadronar a las futuras votantes. Hasta ese momento era habitual el uso de los nombres de gobernadores y sus esposas en los centros, como el caso del centro cívico femenino Ruperto Godoy (gobernador de San Juan) o el nombramiento de las primeras damas y sus esposos como presidentes honorarios de estas organizaciones, antecedentes de las unidades básicas. Pero esta costumbre ya no será válida, a partir de allí dichos centros pasarán a ser llamados Centros Cívicos María Eva Duarte de Perón y se abandonaran esas tradiciones previas. 

     El tercer momento transversal a las historias abordadas es fundamental ya que representa un quiebre en las trayectorias políticas de estas mujeres (y sus maridos): la creación del Partido Peronista Femenino en 1949. Es a partir de este punto que la toma de decisiones y el armado del partido es centralizado en Eva y Perón, quitándoles autonomía a los matrimonios gobernantes locales, imposibilitando explícitamente la influencia política mediante el envío de delegadas censistas elegidas personalmente por Evita. Y decimos explícitamente, porque había una directiva que planteaba la prohibición del nombramiento de las primeras damas como presidentas honorarias, o de cualquier actividad política que pudieran llegar a tener. Esto podría tener como causa el hecho de un cierto temor al crecimiento de figuras que opacaran a los líderes, se puede ver, por ejemplo, cómo en el ámbito sindical Perón fue muy celoso de permitir el desarrollo carismático de algún representante y en esos años fueron habituales las intervenciones en dichos espacios, pero principalmente es mencionado el temor de que las primeras damas fueran utilizadas por sus maridos con fines políticos. El Partido Peronista Femenino era independiente de la rama masculina del peronismo, y de los hombres en sí. Estaba íntegramente conformado por mujeres, y además, los cargos más altos jerárquicamente hablando, los ocupaban mujeres de la clase obrera, elegidas personalmente por Eva. La conformación de esta nueva organización femenina fue letal para las primeras damas porque más allá de lo anteriormente mencionado, también significó la desarticulación de los centros cívicos femeninos que ya estaban en funcionamiento o su puesta bajo la órbita del PPF. En la mayoría de los casos -como puede ser el de la primera dama bonaerense- fueron ellas las encargadas de realizar esta tarea, y no se resistieron a volver a un rol más tradicionalmente opaco. Entre las principales búsquedas en la disolución de estas organizaciones previas al PPF estaba la “eliminación” de los caudillismo locales, aunque la recopilación del libro muestra que esta voluntad tenía sus límites, como en el relato sobre Haydeé Ponti en Santiago del Estero, figura con pretensiones similares a las otras biografiadas, pero favorecida en su proyección personal por el momento particular en el cual su marido accede al poder, meses antes de la muerte de Eva, que le permitirá mantener vigencia. 

     Este último parteaguas abre el ‘después’ en la trayectoria de las biografiadas, acierto del libro el agregar a las breves descripciones de ese momento de las vidas de las protagonistas, pistas propias de las memorias íntimas, familiares, sobre páginas que en gris oscuro marcan el fin de los capítulos, y de las experiencias políticas de las “Evitas”, igualmente grises. La primera dama de San Juan que, viuda, recurre a la enseñanza de cocina regional para mantener a su familia y de quien nos comparten una receta, la primera dama correntina que luego de alejarse de su rol, de la política y enviudar busca disfrutar de otros placeres más personales como los viajes, el caso de la primera dama mendocina que alejada del poder y atravesada por la tragedia familiar deposita en una carta la esperanza de visitas ante una grave enfermedad que la aqueja en soledad, o el de la dama de Bahía Blanca que luego de padecer con su marido la persecución antiperonista pos golpe opta por el suicidio ante el irrenunciable compromiso de su compañero con una tarea que le resultó tan ingrata. Las “Evitas” biografiadas que se construyeron con Eva y no solo a partir de ella, comparten hasta en estos momentos cierto destino con la líder del movimiento, que expresaba en fecha cercana a su inmortalidad no sólo no haber querido nada para ella sino también haber dejado jirones de su vida en el camino. El nombre de Eva, volviendo sobre ese discurso, fue ciertamente levantado como bandera, será tiempo de preguntarnos si no hay otros nombres que también merecen ser levantados como tal. 

     De la lectura de Se hace la Evita rescatamos lo positivo en que se investigue y se releven históricamente las biografías y experiencias de las mujeres que formaron parte de esta excepcionalidad que tuvo lugar en los años del primer peronismo. La revitalización de la biografía en sí como género que tiene un gran potencial en la construcción del pasado, más allá del familiar, sobre todo en sujetos que podrían caer en el olvido. Todas las mujeres que estaban, y las que no estaban, dentro del Partido Peronista Femenino, fueron invisibilizadas por la historia, y también por la historia del peronismo. Entre ellas hubo quienes tuvieron la capacidad de dar discursos ante auditorios llenos, despertando las pasiones políticas de otras miles, encabezaron propuestas, ocuparon espacios y transformaron vidas. El libro es una oportunidad para pensar también disputas y transformaciones críticas del peronismo, es un libro que desnuda el interior del movimiento y lo que ocurría en sus márgenes. Toda lectura como a la que nos entregamos, plural, que genera preguntas, que abre los debates, que no sea condescendiente, que invite a realizar una lectura crítica, nos parece sumamente valiosa.

ALMA ALMIRÓN

Es estudiante avanzada de Ciencias Antropológicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

GUILLERMO D. SÁNCHEZ MAIDANA

Es profesor en Historia en enseñanza media, maestrando en Historia Argentina y Latinoamericana por la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.