Nesse final de semana fui ‘expulso’ de um grupo de
whatsapp – ex-colegas de colégio, maioria absoluta
de bolsonaristas. Enquanto durou foi bastante rica
aexperiência de receber memes bizarros e perceber
como a extrema-direita ganhou campo no coração
de gente ‘comum’ no Brasil.
João Paulo Cuenca
¿Cómo hacer escuchar la voz del otro?, ¿cómo recuperar la singularidad de una vida precaria o dañada? ¿Cómo transponer su entonación, su gramática, su presencia?, han sido y son todavía preguntas recurrentes para la literatura y el arte durante buena parte del siglo XX y lo que va del nuestro. Su formulación, sin embargo, a menudo ha contenido una serie de interrogantes insidiosos, ¿es posible hacer escuchar esas voces?, ¿en qué sitio se coloca el escritor, la artista, en esa operación? ¿Cuál es el riesgo de manipulación, de uso o de paternalismo de ese otro? El presente, con la expansión de los medios masivos de comunicación y su conversión en gigantes corporaciones con un fin exclusivamente económico, con la concentración de las editoriales en unas pocas firmas globales, con la creciente manipulación de las redes sociales, las fake news y la algoritmización de contenidos e informaciones le otorgan a los interrogantes iniciales un nuevo dramatismo. Pues se tiene la impresión cada vez más certera de que las voces de esas otras y esos otros, subalternas y subalternos, siguen dos caminos, o van desapareciendo de la esfera pública, o son editados por discursos del odio y formateados por pedagogías de la crueldad.
En el marco de este diagnóstico quiero presentar la producción escrita de un joven artista argentino, Dani Zelko. Deseo presentarlo, para tornarlo más inteligible, inserto en una brevísima serie aleatoria e incompleta, pero que devela dos aspectos que me resultan cruciales. En primer lugar, la invención de un procedimiento, y luego y como consecuencia de esa invención, una escucha, una atención, una forma del respeto que devela amor por un otro, y entiendo aquí amor como aquella forma de construcción de un dos, tal como sostiene Alan Badiou, como una obstinada y plural aventura para alcanzar un proceso de verdad. Mi serie entonces comienza con el documentalista brasileño Eduardo Coutinho, quien exponía su cuerpo en cámara conjuntamente con el de sus entrevistados en favelas y basureros, organizaba sus films sin guión previo, con entrevistas semiestructuradas y buscaba capturar la verdad de lo que acontecía en el set; continúa con la artista brasileña Rosângela Rennó, que aún hurga en archivos fotográficos marginales o cuidadosamente olvidados, una serie de vidas y a través de transmutaciones, que implican la ampliación, el oscurecimiento, la fragmentación, y el resinado de las imágenes que encuentra, restituye no solo una historia, sino una presencia espectral que logra interpelarnos; y culmina con la dramaturga argentina Vivi Tellas, que inventa el género biodrama y convoca filósofos, instructores de academias de conducción, empleados de un teatro público o, más recientemente, migrantes senegaleses, y en diálogo con ellas y ellos, produce un cut up biográfico donde se cuenta una vida. Todos ellos capturan intensidades que se marcan en las gramáticas, los gestos y las presencias, todos ellos construyen la aparición de esos otros a través de la invención de procedimientos de reenmarque, cuyo resultado es el desmonte, la puesta en cuestión y la recuperación de existencias precarizadas, perseguidas, olvidadas.
Allí, en esa serie, que representa apenas un fragmento de un territorio urgente y en expansión, que experimenta con formas para resistir el olvido, el silencio, la banalidad y los estigmas, coloco la ejemplar producción de Dani Zelko.1 Destaco su condición anfibia, artista y escritor, performer y editor, pues de esa multiplicidad parten sus invenciones. De entre todas sus producciones, que abarcan desde la música al dibujo, me centro en lo que Zelko llama Reunión. Bajo ese concepto Zelko ha producido un total de seis libros. En el interior de Reunión hay dos zonas. La primera, que contiene las Temporadas 1 y 2, se arma a partir de voces de sujetos encontrados en el azar de viajes por América. La segunda zona tiene como subtítulo “ediciones urgentes”. El proyecto aquí adquiere una politicidad más específicamente direccionada, basada en la inmediatez de los acontecimientos y la urgencia de la contrainformación. La palabra escuchada e impresa ya no es resultado del azar del viaje, ya no son sujetos cualesquiera quienes hablan, sino protagonistas perseguidos, marginados, silenciados, dañados, familiares, amigos o compañeros de comunidad de personas asesinadas por fuerzas de seguridad estatales. Por ello, el primer libro de “ediciones urgentes”, Frontera Norte, se ocupa de los migrantes que provenientes de Centroamérica atraviesan México con rumbo improbable a Estados Unidos. De aquella publicación, en calidad de comentadores participan: Sayak Valencia, Alba Delgado, Verónica Gago, Amarela Varela; el segundo, Juan Pablo por Ivonne, recoge la voz y las palabras de la madre de Juan Pablo Kukoc, el joven asesinado por el policía Chocobar en el barrio de La Boca que consolidó la política de mano dura del gobierno de Mauricio Macri. En este caso los comentadores son: Esteban Rodriguez Alzueta, Luci Cavallero, Verónica Gago, Ileana Arduino, Dana Rosenzvit, La Negra Quinto y el Colectivo Juguetes Perdidos. El caso Chocobar es un momento bisagra en la economía emocional del macrismo, que pasó de la “alegría” al odio. Es el momento en que la estrategia de la seguridad se impone frente al desastre económico; en el tercer libro, Terremoto: 19-11-17, Zelko regresó a México. Allí, en diferentes calles de las colonias Buenos Aires, Roma Sur, Obrera y Tacubaya, Zelko montó una mesa con su computadora y una mochila-impresora. Detrás de sí colocó carteles que decían: “Acopio de memorias”, “Háblame y léete”, “Cuenta tu historia hoy” y “El presente está confuso”. Se sentó y escuchó las palabras de las víctimas de aquel terremoto de noviembre del 2017; y el último, por ahora el más reciente, ¿Mapuche terrorista?, el contra-relato del enemigo interno, que recoge las palabras de la comunidad Lof Lafken Winkul Mapu donde se narra el asesinato de Rafael Nahuel por parte de la Gendarmería. Aquí comentaron: Soraya Maicoño, Pilar Calveiro, Claudia Briones y Eli Sánchez Alcorta.
Con esos relatos, los que surgen como resultados de los viajes y los más políticamente direccionados, Zelko imprime fanzines que entrega a cada una de las personas a las que escuchó para que ellas puedan regalarlos, lo que les permite apropiarse de esa palabra entregada primeramente, y luego organiza una ceremonia de lectura con nueve participantes congregados en un círculo de nueve sillas en el que uno o varios leen de los fanzines lo que le contaron a Zelko. Cuando culmina esta etapa, se imprimen libros que compilan los textos de los fanzines, informaciones de los encuentros y textos de artistas, activistas e investigadores. En resumen, para producir el material que compone Reunión, Zelko recorre América buscando plasmar testimonios de vidas que basculan entre el anonimato y la persecución. Como un hombre orquesta, se hace cargo de todo el circuito: escucha y escribe a mano, transcribe en su computadora, imprime en su impresora, dobla y grampa hojas A4, distribuye, compila, posteriormente imprime en offset, vuelve a distribuir, y archiva en su sitio web. La mitad de las impresiones en offset son entregadas a las personas con las cuales Zelko conversó para que ellas también puedan distribuir los que son también sus propios libros. Esta cadena productiva, que se abre y cierra en pocos días, resulta esencial para el tipo de proyecto que es Reunión porque puntúa la urgencia y comenta los circuitos de información puestos en juego. Hay finalmente tres puntos que quiero destacar y describir para intentar dar cuenta de la complejidad del dispositivo o los dispositivos que se ponen en juego en Reunión:
1- La intervención de Zelko comienza con un primer encuentro íntimo con la persona que contará su historia. En ese espacio, al que no tenemos acceso, Zelko escucha y transcribe a mano. No graba, no filma, elige desprenderse de esas mediaciones tecnológicas. Su elección por la mano es una elección por el cuerpo. La mano y el brazo que se van cansando en la tarea del registro. Poner el cuerpo, de este modo, constituye una gestualidad a través de la cual Zelko enuncia su compromiso con la situación, su participación activa. Depone las “armas” tecnológicas e ingresa con su cuerpo a encontrarse con la palabra y el cuerpo del otro. Entrar solo con sus manos es una forma de deconstruir una jerarquía: “vos hablás, yo te grabo”. Y de problematizar, de paso, las experiencias contemporáneas del arte participativo.
2- En segundo lugar encontramos la dimensión performativa y performática. Con un alcance localizado en la zona de producción. Se trata de una lectura en alta voz que se propone como una ceremonia entre encantatoria, catártica y reescenificadora, y se organiza en torno a un círculo compuesto por nueve sillas en donde se perciben gestos, entonaciones. La palabra impresa en el fanzine toma un primer estado público. Frente a la deslocalización incesante de los discursos públicos, Zelko apuesta aquí por una suerte de barrialización que promueve nuevos lazos comunitarios. Frente a la reproductibilidad de la noticia compartida a través de facebook, twitter o whatsapp, Zelko apuesta aquí a la ceremonia única.
3- El punto final de Reunión, es el archivamiento, o mejor la constitución de un contra-archivo que busca desterrar los poderes arcónticos que recubren esa palabra en su circulación pública. En efecto, en nuestro presente, las vidas infames suelen ser narradas por los grandes medios de comunicación y prontamente odiadas en los enunciados trolls, los visitantes anónimos de foros y las fake news que surcan las redes sociales. En el contra-archivo que es Reunión esas voces poseen otra entonación no sólo por lo que nos cuentan, sino porque poseen otra forma. En cada uno de los seis libros publicados esa forma es la poesía. Pero ¿qué significa en este caso “poesía”? Si como afirma Judith Butler, “la violencia del lenguaje consiste en su esfuerzo por capturar lo inefable y destrozarlo, por apresar aquello que debe seguir siendo inaprensible para que el lenguaje funcione como algo vivo”, propongo que pensemos que poesía aquí es la apertura de un espacio que Zelko le abre a esas voces, atrapadas entre el silencio o la asfixia condenatoria, para que allí respiren y continúen vivas. Por ello nos cuenta Zelko, en una línea, en relación a Ivone, la madre de Juan Pablo Kukoc, pero extensible a todos los libros que componen Reunión: “Cada vez que respiró pasé a la línea de abajo”. La puesta en página que transfigura el testimonio en poesía le ofrece a la palabra una nueva respiración y una nueva temporalidad, que sin perder la urgencia o el dramatismo mantiene su jerarquía verso a verso. Frente a la concentración visual y discursiva que despliega la lógica mediática, repitiendo una y mil veces una misma imagen o un mismo conjunto de frases, la poesía en Reunión abre esas vidas, las multiplica por efecto del verso, de los cortes, por las rimas internas, por los sentidos plurales que se arman tanto horizontal como verticalmente.
Para concluir, hay tres reuniones en Reunión, la primera es invisible, solo participan Zelko y el testimoniante. Es una performance de a dos, íntima. La única traducción material de ese encuentro será el fanzine impreso. La segunda reunión es la ceremonia pública y barrial que reúne a nueve personas. Y la tercera es la reunión que se produce a través de la lectura de ese contra-archivo. Zelko hace algo con las palabras que bordea el gesto del escritor. Es decir, trabaja con las palabras de un otro, tal y como lo hacen los escritores, pero pone en entredicho la cuestión de la autoría. En ese cuerpo compartido que se construye en la primera de las reuniones, la que no vemos, se consuma un texto que es un testimonio atravesado por una comunión. El dispositivo construido es simple y complejo a la vez. Se juega entre la artesanalidad de su lápiz, que pone a prueba la velocidad de su mano y la escansión del testimonio que se vuelve público y se rearticula en una nueva respiración, en la cadencia del verso que retorna insistente y que hilvana sus sentidos en y entre los enunciados. Como si esas palabras antiguamente enmudecidas o custodiadas encontraran un nuevo enlace, una nueva interfaz plural y una nueva potencia enunciativa en la forma de la poesía.
1 Todos los libros de Dani Zelko que voy a mencionar se pueden descargar libremente de su página web: https://danizelko.com/
Es profesor de Literatura Brasileña y de Teoría y Análisis de las Artes de la Escritura. Es investigador en CONICET. Trabaja sobre arte y literatura latinoamericanas de las últimas décadas que aborden cuestiones vinculadas a la violencia política y memoria social desde una perspectiva experimental.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación | Universidad Nacional de La Plata
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