STELLA MARIS ABATE Y VERÓNICA ORELLANO
“Los clásicos son esos libros que nos llegan trayendo impresa la huella de las lecturas que han precedido a la nuestra, y tras de sí la huella que han dejado en la cultura o en las culturas que han atravesado (o más sencillamente, en el lenguaje o en las costumbres).”
Ítalo Calvino 1993
La invitación a escribir la reseña de un libro que sea parte de nuestra propuesta de enseñanza, fue el puntapié para volver sobre las elecciones pasadas y presentes en la asignatura Teoría y Desarrollo del Curriculum de la carrera de Licenciatura y Profesorado de Ciencias de la Educación de FaHCE – UNLP ¿Qué compartir de esa trama que fuimos configurando a través de las diferentes ediciones de la materia: una obra clásica, de las que constituyen el corazón de la materia? ¿Algún texto de los que seleccionamos para abordar temas de actualidad, en diálogo con los intereses de los estudiantes?
De estas opciones decidimos ir por una obra de las que consideramos clásicos del campo (del curriculum) y constituyen lecturas obligatorias. Un “clásico” es para nosotras “un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir” cada vez, el encuentro con él es un acontecimiento totalmente nuevo y nos sigue afectando.
Decidimos ir por una voz femenina y latinoamericana. En esta clave, elegimos comentar la obra (más importante a nuestro juicio) de Alicia de Alba que llegara hace cerca de 30 años a la Argentina: Currículum: crisis, mito y perspectivas. Considerando la multiplicidad de reseñas y de resúmenes de este libro, nos centraremos en esta oportunidad en contar por qué continuamos eligiendo esta obra como un texto central en la materia y en los espacios de formación docente del ámbito universitario.
Es importante destacar que Alicia de Alba, es parte del florecimiento de la corriente crítica del currículum que arribó a México a finales de la década de los setenta y principios de los ochenta. Esta corriente fue construída por jóvenes profesores, provenientes tanto del país como de Argentina. Ángel Díaz Barriga, Alicia de Alba, Alfredo Furlán, Azucena Rodríguez, Eduardo Remedí y Roberto Follari. A diferencia del pensamiento sajón encabezado por Herbert Kliebard (1970) quién inauguró formalmente la crítica a la racionalidad tyleriana, en América Latina se debatía a partir de los desarrollos de Paulo Freire, de la Escuela Francesa como sociología institucional y de la Escuela de Frankfurt. Este periodo se caracterizó por la generación de una producción académica importante a través de artículos, libros, y congresos. (Díaz Barriga y García Garduño, 2014)
Alicia de Alba es la autora principal en la conformación y desarrollo de este movimiento curricular al encaminar su lucha contra la construcción discursiva que había encerrado el currículum durante una parte importante del siglo XX. Su enfoque y el de sus colegas mencionados pone en crisis la idea de plan de estudio. Asimismo la noción de “currículum oculto” muestra sus limitaciones, dado que supone la existencia de una “verdad” que sería en última instancia lo que en la escuela se transmite, a la cual se opone una construcción falsa, mistificadora. De Alba propone analizar al currículum como un entretejido de problemas provenientes de la sociedad, entendiendo a esta última como un conjunto de antagonismos.
La cátedra Teoría y Desarrollo del Curriculum ubica a Currículum: crisis, mito y perspectivas como una obra clásica en tanto configuró un hito en el estudio del currículum universitario a la vez que la considera como una obra que goza de vitalidad. Su planteo sigue aportando en el proceso de deconstrucción de visiones hegemónicas de entender el curriculum. Colabora a visibilizar que los contenidos se constituyen como consecuencia de la relación discursiva que se produce en el proceso de determinación curricular. En este sentido, acordamos con Adriana Puiggrós que en el enfoque de Alicia de Alba “no existen contenidos previos o externos al proceso de producción del currículum, porque ese proceso modifica los discursos disciplinarios, los amasa formando un nuevo producto, que está orientado hacia la constitución de sujetos. A partir de la duda sobre la noción tradicional de currículum surgen los personajes antes aplanados por el lenguaje tecnocrático, pero aún vivos. Son los sujetos, con los cuales ningún programa normalizador de la enseñanza y el aprendizaje ha logrado jamás acabar. La propia normalización tecnocrática del currículum no es otra cosa que una modalidad de constitución de sujetos. Subvertir la noción clásica de currículum es hacerlo con el programa de formación de los sujetos que tal noción proyecta”.
En esta obra la autora aborda de modo lúcido los problemas sociales que el currículum universitario debe atender como parte de la discusión pública, anticipando temas de la agenda política actual: entre otros, la pobreza mundial y en particular de la población de América Latina (y el injusto reparto de la riqueza), la crisis ambiental, la emergencia de la perspectiva ecológica como absolutamente necesaria para cualquier acción que emprenda la humanidad y la pérdida del sentido, la indiferencia y la crisis de valores que caracteriza a las sociedades contemporáneas.
De Alba nos dice que los cambios en el currículum universitario ocurren por negociación o imposición de proyectos educativos y sociales. Como decimos en otra publicación, la comprensión del proceso en esta clave es central para leer posibilidades de cambio, horizontes formativos, retóricas de cambio, concepciones subyacentes y posiciones hegemónicas. Reconocer que los participantes involucrados en estos procesos representan proyectos formativos e institucionales nos lleva a usar las categorías de sujetos sociales y sujetos curriculares; de allí la importancia de estudiar sus sentidos teóricos.
Además nos convoca a pensar los cambios curriculares desde marcos englobantes (“campos de conformación estructural curricular”) en función de determinado tipo de formación que se desea propiciar. Si bien determinados espacios curriculares son más estables que otros por la naturaleza de sus saberes, propone espacios abiertos y flexibles para que favorezcan la actualización curricular de los avances científico- tecnológico y el diálogo con los problemas sociales y profesionales.
En este sentido, de Alba nos invita, políticamente hablando, a asumirnos como sujetos de la determinación curricular. Si bien ya a fines del siglo XX nos advertía sobre la dificultad de asumir este reto por la ausencia de proyecto social amplio en el cual se identifiquen amplios sectores de nuestras universidades públicas y que paute y oriente la vinculación universidad-sociedad, nos decía que era fundamental intentar un esbozo de propuestas que tiendan a marcar la direccionalidad de tal relación curriculum- sociedad desde la perspectiva de las universidades públicas. Esta convocatoria sigue aún vigente y necesaria en la actual coyuntura de nuestro país y de los países de la región.
En palabras de la autora, “…es fundamental comprender y asumir la problemática de la indiferencia, y frente a ella, la esperanza, para no caer nuevamente en el vértigo de la fascinación de un progreso industrial y económico que en otros momentos históricos ha dado la espalda a problemas tan sensibles como lo son la distribución del poder y la riqueza.”
Es Profesora en Ciencias de la Educación (UNLP). Docente en la Cátedra Teoría y Desarrollo del Currículum en la carrera de Ciencias de la Educación, FaHCE. Docente tutora en la Especialización en Docencia Universitaria UNLP.
Es Profesora Adjunta de la cátedra Teoría y Desarrollo del Curriculum en la carrera de Ciencias de la Educación. Es docente de la Especialización en Docencia Universitaria y de la Facultad de Ingeniería de la UNLP. Se enfoca en el estudio del curriculum universitario.
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