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SOCIOLOGÍA/POLÍTICA

RODOLFO IULIANO


Está entre nosotros ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la derecha que no vimos venir? (2023)
de Pablo Semán (coord)

seman

Claves analíticas urgentes ante el ascenso de la extrema derecha y el imperio de la indolencia política en un país que se desangra

     Leí, leímos quizá, Está entre nosotros ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir? coordinado por Pablo Semán desde la preocupación política más que desde la inquietud sociológica, aunque esta demarcación es abstracta e imposible. Su lectura me dejó más preocupado en términos políticos y más inquieto en términos sociológicos: la configuración política de la derecha radical que es gobierno en Argentina tiene una densidad social y simbólica mayor de la que pensábamos, y sus bases de sustentación en su opacidad, se encuentran más extendidas de lo que nos gustaría creer. Esto no equivale a postular que el dispositivo político de la derecha radical es homogéneo y consistente, ni que se encuentra blindado hasta el fin de los tiempos frente a la crítica y la acción política. 

 

     Estas notas de lectura se enfocan en el libro con el que conversamos, como un conjunto de preguntas formuladas sobre las derechas que se extienden entre “nosotros” y, al mismo tiempo, sobre las formas en que “nosotros” hemos tramitado el proceso y podemos enfrentarlo. Un libro entonces también como una forma de intervención pública. Un argumento y su circulación al interior de nuestro campo de sensibilidades políticas nacional-populares, de izquierdas, progresistas e igualitaristas, donde es posible advertir una cronología que transcurre, demasiado rápido quizá, desde posiciones defensivas de subestimación y negación del fenómeno libertariano, hacia disposiciones confiadas en el inminente (aunque ya no tanto) hartazgo popular y de clase media; un terreno imaginario de fantasías objetivistas e ilusiones premonitorias de caída, donde los agredidos por el modelo y las políticas de LLA revisan su voto, encabezan la crítica y ordenan el mapa político. 

 

     Este diagnóstico puede tener su correlato en la táctica tiempista de algunas dirigencias políticas identificadas con horizontes igualitarios, a las que hemos acompañado no sólo electoralmente. Una actitud donde resuena un viejo proverbio: “siéntate en el umbral de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo”. Este tiempismo proverbial asume dos riesgos demasiado grandes quizá: 1. que el cortejo fúnebre (simbólico por supuesto) del enemigo se demore bastante más de lo previsto, o que los espectros que habitan al cuerpo mortuorio (metafórico por supuesto) consigan trascenderlo a la manera de los bolsonarismos sin bolsonaros o los karinismos posmileistas; y 2. que se extiendan y profundicen la desaprensión, la indolencia y la impotencia políticas ante la renuncia a imaginar otras utopías políticas y otros repertorios de activismos posibles. Una (auto)impotentización política de nuestro campo, ligada a la procrastinación dirigente de un balance (auto)crítico y de su imprescindible comunicación pública para la deliberación, sobre el pobre desempeño de los gobiernos populares en los últimos tiempos.

 

     Quizá la autocrítica pueda relacionarse con la revisión de nuestros diagnósticos y representaciones acerca de la sociedad que integramos, y el desafío de calibrar más finamente nuestras categorías a la luz de las experiencias de las personas que la constituyen. Considero que el proyecto intelectual expresado en el libro, así como sus hipótesis y hallazgos, contribuyen con argumentos empíricos a la dolorosa aventura que nos toca afrontar en esta coyuntura, relacionada con advertir los puntos de verdad que habitan el malestar y las sedimentadas formas de sufrir de las personas con las que deseamos volver a conversar. Personas que pueden formar parte de categorías sociológicas como los “sectores populares”, los “jóvenes”, los “trabajadores precarizados de plataformas”, y al mismo tiempo adquirir carnaduras concretas en amigos, vecinos, colegas, estudiantes, amigos de nuestras hijas, hijos e hijes, y la lista continúa. 

 

     No es sencilla la tarea de comprensión e imaginación política que tenemos por delante. No alcanza con apelar al malestar social por el brutal proceso de transferencia y concentración de ingresos al que nos somete el gobierno y la casta económica que lo sustenta. Quizá la protesta social y la lucha de las organizaciones gremiales terminen siendo, como tantas veces en la historia, los principales diques de contención frente al avance de las políticas de ajuste, recesión y desempleo; de erosión de la normatividad democrática y de desagregación de la dimensión pública de la vida social. Pero el extendido razonamiento que deposita una esperanza emancipatoria en el hambre popular, el desempleo y el ahogo de los sectores medios no sólo parte de una fijación objetivista, de un economicismo pre-thompsoniano que desconoce el horizonte moral de la acción de colectiva (y de su inacción), sino que tiene como contracara una disposición free rider predominante en ciertas lógicas dirigenciales que en lugar ponerse al frente de la “batalla cultural” (que es política y económica al mismo tiempo) calcula el momento oportuno para “acompañar” el malestar y, eventualmente, conducirlo y encauzarlo políticamente. 

     En esta clave leí el libro. Con estas preocupaciones e incertezas tomé las notas que siguen. Algunas de estas preguntas urgentes encuentran en el libro valiosas tentativas de respuesta.

 

     Está entre nosotros es un texto coral. Su argumento se enuncia a través de un texto introductorio y capítulos. En el trabajo introductorio ”La piedra en el espejo de la ilusión progresista”, Semán reconstruye las líneas argumentales del libro y las despliega en direcciones que nos invitan a leerlo como un verdadero ensayo de interpretación nacional, con base empírica, enfoque sociológico y provocación intelectual. El autor formula una tesis sustantiva sobre las condiciones de emergencia del fenómeno libertario, que permite interpretar de forma descentrada (ni condenatoria, ni justificatoria) la adhesión popular al llamado mileista, sin que esto implique reducir el sentido de la adhesión a los términos del llamado. Recupero aquí, algo arbitrariamente y en función de mi clave de lectura en esta nota, ciertos elementos del argumento que restituyen la espesura histórica al surgimiento del fenómeno libertario: 1. deterioro de las condiciones materiales de vida, transformación de la estructura social y degradación de la moneda soberana durante las últimas cuatro décadas; 2. nuevas politicidades entramadas en torno a la digitalización de segmentos muy relevantes de las interacciones; 3. erosión creciente de la autoridad estatal en la regulación de la vida y 4. de la legitimidad de los partidos populares en la enunciación de propuestas digeribles para la ciudadanía; 5. extensión de una sensibilidad individualista vinculada con la autosuperación y la búsqueda de singularidad en experiencias de mercado; finalmente, 6. la pandemia, la cuarentena y las limitaciones y errores en las políticas de cuidado que amplían la brecha entre ciudadanía, instituciones y Estado.

 

¿Cuál es la novedad de la nueva derecha?

     El capítulo ”Rayos en cielo encapotado: la nueva derecha como una constante irregular en la Argentina” a cargo de Morresi y Vicente, coloca la configuración ideológico-política de la LLA en un mapa histórico de las derechas en Argentina, para demarcar sus continuidades y singularidades, mostrando que en cada coyuntura histórica las expresiones de derecha fueron concebidas desde la categoría de novedad. Desde comienzos del siglo XX hubo muchas “nuevas derechas” pero cada una con elementos singulares y característicos. 

     Desde el punto de vista de la historia de las ideas y las ideologías políticas, el trabajo muestra que LLA es una derecha libertariana (en contraste con los movimientos libertarios de izquierda y anarquistas) y radical (se vincula de forma estratégica, ambivalente y hostil con la democracia). O, puesto en otros términos, se trata de una filosofía política fusionista que en un marco inédito como la pandemia reúne elementos liberales en clave individualista, con elementos de la familia nacional-reaccionaria como el antipluralismo que problematiza los marcos de la democracia liberal y sus instituciones.

     La derecha radical a nivel de superestructura avanza en dos frentes, por un lado enfrentando a las configuraciones políticas que proponen proyectos inclusivos y por otro, disputando al interior del campo de las derechas, ubicándose a la derecha de las derechas. La estrategia fusionista amplía su capacidad de interpelación, pero al mismo tiempo contiene tensiones irresueltas en su interior (entre orientaciones populistas de derecha y un anti populismo republicanista) que la limitan. 

 

¿Quiénes son los militantes de LLA y cómo se politizan? 

     En el texto ”Los picantes del Liberalismo. Jóvenes militantes de Milei y ‘nuevas derechas’”, Melina Vázquez caracteriza sociológicamente al activismo mileista y demarca su singularidad respecto de las tradiciones militantes de derecha desde el restablecimiento de la democracia. 

     En base a un trabajo de campo desarrollado con militantes libertarios, esta investigación muestra que en el período que se extiende entre los debates por la Ley de interrupción voluntaria del embarazo en 2018 hasta las medidas de ASPO y DISPO en el marco de la pandemia en 2020, se configura una referencia identitaria de derecha que opera como un principio de reconocimiento en el espacio público. Por otro lado, la militancia se entrama centralmente entre sectores juveniles, que en muchos casos tuvieron experiencias de militancia previa en espacios no necesariamente de derecha y que construyen una politicidad en torno a la figura de Milei que disputa con las ortodoxias liberales, incorporando elementos populares y plebeyos.

     El trabajo de Vazquez ofrece elementos insoslayables para avanzar en una caracterización más refinada del proceso político en curso, al mostrar cómo es la dinámica de politización de las militancias mielistas. A ser militante libertario se aprende. Los jóvenes aprenden a movilizarse en el espacio público, a incorporar símbolos y prácticas oportunamente identificados con las tradiciones políticas peronistas o de izquierda, como el uso del bombo o la pintada de banderas. “Los picantes del liberalismo” pueden tomar modelos de otras juventudes militantes como las afiladas a la Cámpora y operar una politización liberal, pero recuperando elementos plebeyos que oponen generacionalmente a referentes y prácticas del campo de las derechas interpretados como ortodoxos.

     En definitiva, este trabajo pone de relieve que, en torno a estos elementos se ha configurado una contracultura de derecha que tiene un clivaje generacional, masivo y popular, cuya comprensión requiere advertir una densidad que puede trascender a la coyuntura electoral.

 

¿Cómo se configura una cultura masiva libertaria?

     En el capítulo “Entre libros y redes: ‘la batalla cultural’ de las derechas radicalizadas” Saferstein pone el foco en los canales materiales de difusión de las ideas y proyectos de la derecha radical. Muestra el modo en que un conjunto de dispositivos, instituciones y personas intervienen activamente en la configuración y legitimación del entramado cultural de la derecha radicalizada. Este trabajo muestra que las mediaciones y actuaciones de un conjunto de autores, textos, industrias y agentes editoriales fueron centrales en el entramado de conexiones y relaciones activas entre jóvenes, producciones y productores. 

     El trabajo de investigación reconstruye el terreno privilegiado de la “batalla cultural” de las derechas radicalizadas, mostrando el modo en que articulan instituciones editoriales tradicionales con dispositivos digitales; libros y redes; editores, escritores e influencers; presentaciones de libros, autores y lectores. En contraposición con una idea de sentido común que asume de forma exterior que las disputas simbólicas e identitarias de las derechas radicalizadas se circunscriben al campo de las redes sociales, esta investigación empírica muestra que la difusión de ideas libertarias encuentra en el dispositivo libro uno de sus centros de gravitación. 

     Las disputas sobre la interpretaciń del pasado reciente, de la “ideología de género” y del papel regulador del estado sobre la “libertad” de los individuos han sido algunos de elementos narrativos desde los cuales los lectores y usuarios se han sentido interpelados y se han capitalizado para intervenir en disputas con pares y gestionar sus propias vidas. Como muestra el trabajo de campo de Saferstein en la feria del libro de CABA, entre otras instancias de circulación de bienes simbólicos de las derechas radicalizadas, este proceso condujo a una masificación y juvenilización de los públicos que se apropian de las producciones de las derechas.

 

¿Cómo y por qué se produjo la adhesión popular a la propuesta de LLA? 

     En el capítulo “Juventudes mejoristas y el milesimo de masas. Por qué el libertarismo las convoca y ellas responden”, Semán y Welschinger elaboran una hipótesis y una explicación al respecto. Más que una adhesión social a una oferta política, nos encontramos ante una experiencia del mercado y una desconfianza del Estado, policlasista y socialmente extendidas, que se anudan con una interpelación libertaria en clave de explicaciones económicas, morales y políticas, las cuales encauzan y moldean el malestar social, en un marco que tensiona los límites del sistema democrático.

     A partir de un trabajo de campo con jóvenes de diferentes procedencias y ocupaciones, la investigación pudo advertir cómo, especialmente desde la pandemia/cuarentena, se ha ido configurando una sensibilidad crítica respecto de la economía, la política y el estado en la Argentina reciente. Las experiencias de programadores, repartidoras de plataformas (entre otras personas) han configurado una ideología que los autores conceptualizan como “mejorista”, basada en la autosuperación, el emprendedorismo y el empoderamiento frente a la incertidumbre del presente, que conecta no de forma automática ni lineal a la manera de una plataforma de acogida, con los llamados de LLA. Así, desde el punto de vista “mejorista”, la noción de mérito y superación individual aparecen como la precondición para la justificación del acceso a los derechos y las oportunidades. La conformación social mejorista y la narrativa personal preceden lógica y sociológicamente a la interpelación política libertaria, pero la interpelación libertaria hace puente, conecta mejor y da voz pública a esas sensibilidades. 

 

     En conclusión, este libro es al mismo tiempo el diario de abordo de una travesía colectiva por las aguas profundas de las derechas radicales, un espejo donde podemos ver reflejadas nuestras sorpresas y frustraciones ante la novedad política libertaria; y una posible hoja de ruta para orientarnos en los esfuerzos de comprensión y de debate público por venir. Debate que posiblemente nos encuentre reflexionando sobre las tensiones que es capaz de soportar el fusionismo de las orientaciones de derecha una vez en el gobierno, sobre la capacidad de los picantes del liberalismo para trascender los reveses que implica gestionar, sobre los límites de la batalla cultural cuando las ideas de derecha se desplazan desde la disidencia al oficialismo y sobre la evolución de las sensibilidades mejoristas cuando las políticas públicas que llevan su bandera (y lo hacen desde el Estado que impugnan) no produzcan las mejoras anheladas en las numerosas biografías que seguirán recorriendo la pendiente del empeoramiento.

 

     Una pregunta que insiste como un mantra tortuoso en estos meses de elaboración de la derrota y que, en mi lectura, el libro permite problematizar es si vamos a seguir esperando a que “la sociedad se de cuenta de su error” y “salga a la calle” o vamos a afinar nuestra caracterización del tiempo histórico presente, asimilar las transformaciones contemporáneas de la estructura social y las sensibilidades, y enfocar nuestras interpelaciones desde criterios de justicia e igualdad puedan trascender nuestro círculo de convencidos? ¿Estamos tan seguros que la revuelta de piquete y cacerola reloaded va a operar como un catalizador hacia una fase del sistema político más pluralista, humanista y democrática? ¿No se trata de un atajo para evadirnos de la problematización de las categorías con que nos hemos acostumbrado a analizar y evaluar la sociedad de la que somos parte? En definitiva, esta resistencia a tomar en serio la crítica que se expresa en el voto masivo y popular a LLA, que no es un calco del programa doctrinario de Milei ¿no conduce acaso a un estado catatónico de la imaginación política, una parálisis que actúa en espejo con el descrédito autocrático en que el gobierno de LLA sume a las instituciones del sistema democrático y republicano, habilitando cotidianamente la escalada de los embates autoritarios y, eventualmente, violentos contra los sectores que nos identificamos con la promoción de derechos y políticas públicas inclusivas e igualitarias?

     Un libro insoslayable para analizar a las derechas radicales que se despliegan y asientan entre nosotros; y para pensarnos a “nosotros” en nuestras disposiciones, sensibilidades y potencias para pensarlas. Una invitación, en última instancia, a revisar las formas en que imaginamos esas categorías de alteridad y exclusión, así como los supuestos analíticos y los contenidos morales desde los cuales nos figuramos la consistencia de sus fronteras y demarcaciones.

RODOLFO IULIANO

Es Sociólogo y Profesor de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP. Se interesa por la sociología cultural y por las formas en que las personas cotidianamente producen sus mundos. Se encuentra muy preocupado por el papel que juegan y pueden jugar las ciencias sociales en los debates públicos.