Un jardín en un fondo platense, exhibe un galpón con escrituras vivas. La casa pertenece a Andrea Iriart y en su galpón de doble altura se despliega LÍNEAS MÓVILES. Ciento cincuenta metros cuadrados escritos en paredes crudas y grafías que se despliegan a mano alzada. Una obra en los Altos de San Lorenzo que convoca la experiencia de un campo abierto: leer, crear, intervenir. Y sobre todo, permanecer en su contemplación.
Andrea Iriart nació en De La Garma, un pueblo al sur de la provincia de Buenos Aires. Es escenógrafa, poeta, letrista, constructora, mujer y madre. Coordina talleres de artes visuales y literatura en la Grieta, espacio del que es parte desde sus inicios. Publicó Lobos (Sirga, 2015), con ilustraciones de chicxs del taller Fuera de Cuadro y participó de Antología poética (Comuna Ediciones, 2019), entre otras antologías. Se formó por caminos propios y convidados en seminarios y talleres, y explora las formas allí donde todo es curva, borde e intersecciones.
En 2019 inició el ciclo de conversaciones Temporada de patio, una serie de charlas que se sigue gestando ahora como escritura viva en su jardín. En esos años, cuenta Iriart, los diálogos sobre feminismo y disidencias se dieron debajo de una enredadera. Pero allí mismo se abrieron las temáticas. Muchas personas convocadas por las redes sociales la visitaron. Conversaron sobre género(s) y sobre las problemáticas del ser, y así Iriart fue hallando una línea de continuidad, un traslado, una transcripción de Temporada de patio hacia LÍNEAS MÓVILES.
El campo de su arte abierto raspa el poroso límite entre lo público y lo privado, recuperando de sus anotaciones en cuadernos, los intercambios en Temporada. Así se van moviendo los elementos de su obra desde el interior hacia el exterior, o a más exteriores. Con la posibilidad de que esas porciones de charlas se incorporen a otros ensambles, con varios temas y nuevas voces, porque en Iriart todo intercambio puede ser sistematizado en arte.
Si bien múltiples obras se desprenden de este galpón y de la artista, nos concentraremos en LÍNEAS MÓVILES donde Iriart juega, explora los trazos poéticos-espaciales y distintos ensayos. Y lo hace en blanco sobre cemento. Un blanco que discurre. Para construirse, para romperse, para transformarse. En ¿silencio?
La pared como tiempo y espacio
El muro siempre ha sido un lugar para publicar tu trabajo.
BANSKY
Poner el cuerpo, crear con las manos. Valerse de la brocha y del blanco para intervenir la pared como una piel. La pared como soporte de la palabra. La palabra sobre la piel-pared. La escritura en el aire, en su arte visual.
“Me encontré con el crudo de mí, el crudo de estas paredes, el crudo de una construcción que tenía que transformarse y evolucionar para otro lado”, dice Andrea Iriart sobre el proceso.
En estas paredes, Andrea transcribe fragmentos de poemarios propios, inéditos y publicados, que hace jugar con el espacio de forma circular. Si la palabra (se) escribe en aire, en redondo y de manera fragmentaria, sus contenidos estallan junto con la noción misma de secuencia.
El tiempo también aparece interviniendo esta superficie textual. “Hace poquito terminé de sacar los muebles, de vaciar el espacio. Esto generó algo, un ruido en la escritura. Es muy notorio ese cambio en la grafía. La trama que quedó luego del último mueble que saqué, se ve diferencial y marca otra temporalidad”. Temporalidad de un trazo que alcanza un ritmo propio.
Un tiempo de obra.
En construcción
ESA MUJER SUCEDE EN LA NOCHE ESCRIBE UNA PROCLAMA DE AFECTO
Andrea Iriart (AI)
La transcritura trabaja con la selección, el quiebre y la apertura en la obra poética de Iriart. ¿Cómo construye? La artista entra al espacio con un texto, selecciona alguna línea y luego elige una pared para escribir en redondo. Una o dos líneas aquí, otras allá. Cuando termina con el texto, se esquirla. Lo mismo con todos. Pasan los días y eso plasmado allí, disperso, genera un poema plástico, tan relevante como astilla. Se ve un proceso espacial de escritura que construye infinitas entradas y que suscitan nuevas obras, flujos. Lo infinito.
La artista interviene los intersticios, completa las líneas vacías, los no blancos. La relevancia de la línea allí no tiene que ver con el tamaño ni con el pincel, sino con que simplemente entró en los huecos. Es una escritura poética por los bordes, que reflexiona y deambula breve y profunda. Se le percibe el campo, el paisaje, la problemática de la mujer y su vínculo con las ancestras. Una reflexión sobre la misma escritura, como se observa en el siguiente trazo de la obra:
Formas en juego, con las palabras y con lo que de ellas se escapa, como se observa en otras de sus superficies textuales de la obra: APENAS PUDE RECONOCER LA VIBRACIÓN DE ALGUNAS VOCALES Y EL SILENCIO DE UN GESTO.
En el proceso, la escritura gira alrededor de ensayos vinculados con la blancura, la materialidad del lenguaje, el feminismo, el arte relacional y aquello que orbite alrededor de su autora.
La blancura
ESCRIBIR EL AIRE ES COMO MORDERLO.
Andrea Iriart
El blanco, claridad máxima, aparece en esta obra como pregunta. En lo visual, el blanco es todo y la vez es nada. Se presenta en todas sus posibilidades, en su inmensidad.
Resulta muy atractivo pensarlo como materialidad para ser leída. ¿Cómo se lee la blancura? Andrea Iriart dialoga con la escritura de un modo inverso, ya no para romper la hoja en blanco porque cuando llegue al blanco va a estar todo escrito.
¿Qué pasará cuando todo esté allí, cuando el blanco lo contenga todo?
El final del ensayo de la blancura está elaborando las conclusiones, pero todo tiende a un borramiento. Porque el camino de escritura en los huecos señala que este espacio va a quedar completamente escrito.
Sobre el hechizo del blanco reflexiona Ismael, el personaje de Melville, en Moby Dick. Se pregunta por qué la blancura atrae con tanta fuerza al alma: “¿Será porque su falta de límite proyecta la sombra sin corazón de los vacíos e inmensidades del universo y por eso nos apuñala por la espalda, con intención de aniquilarnos, en el momento en que se contemplan las blancas honduras de la vía láctea?”.
Ismael se pregunta sobre lo inasible y su inmensidad. Eso que se contempla y que nos enseña a maravillarnos con el mundo, aunque también nos puede matar.
En diálogo con el Golpe de dados de Mallarmé, se releva la plástica de la poesía con su musicalidad. Con una distribución del blanco: la noción de vacío. Según María Negroni, la búsqueda incesante del blanco es similar a la necesidad de tocar con la punta de la lengua el silencio, tarea tenaz de la poesía. La poesía es consciente de lo que se escapa. Un vacío, siempre lleno que nos acerca al silencio. Ella dice: “Mi sueño imposible es escribir un libro sin palabras, como el famoso libro blanco de Mallarmé”.
En su ensayo de la blancura, Andrea Iriart explora el imposible, la mordedura que en su luminosidad desborda. Y en este ensayo, se desafía a sí misma como una forma de reírse de sus miedos porque en el blanco encuentra algo nuevo, siempre, algo que se le ofrece como nueva posibilidad.
Lecturas como errancias lúdicas
Los últimos en contemplar una imagen
también le dan forma.
BYUNG-CHUL HAN, Shanzai
Esta obra produce una forma diferente de ser leída. Quien lee puede ser percibido como un sujeto coautor. Desde distintos puntos del galpón, cada leyente puede construir una obra a su modo. Los originales ya fueron rotos por la artista y en la lectura antojadiza se vuelven a romper. Iriart me dice: “Muchas veces desconozco lo que leen y eso me fascina. Eso no lo escribí yo. Me produce extrañamiento”.
Un ejemplo de lectura errática
Se puede leer escogiendo palabras con T de una pared: TRAZO RITMO INCESANTE
O, leer con celeridad desde abajo hacia arriba en otra pared: SU SOMBRA SE METE POR LOS HUECOS INDÓMITA
También, que se dé la lectura de una línea cualquiera: CON EL LATERAL DEL OJO BARRENAR EL ESTE EL OESTE SOPLAR EL MOLINO Y EL RELINCHO
Recorridos
Desde 2020, LÍNEAS MÓVILES se encuentra en registro. Sobre el piso del galpón se ve la marcación de un trípode. Por el espacio actuó el fotógrafo Diego Chapay, quien genera su propia obra, de forma simultánea. La(s) obra(s) se exhiben por plataformas digitales, redes sociales, y así la (s) obra(s) entra(n) en difusión imprimiendo un nuevo ritmo.
LÍNEAS MÓVILES trajina un laboratorio permanente, donde la participación colectiva la transforma, la expande y desvía al punto de provocarle su desconcierto.
Desatar otras obras e intervenciones colectivas es intencional, cuenta Iriart. Se acercan otrxs a leer en voz baja, en voz alta, a hacer intervenciones con danzas, con luces y sombras, con linternas y equipos sonoros. Son múltiples. Y para el campo fértil, colaboran distintxs amigos de Iriart en la coordinación de estas visitas.
LÍNEAS MÓVILES circula en las redes sociales, pero sobre todo en la vida real. Viajó en formato video a un taller literario de Bariloche, su técnica recorrió las galerías platenses y, la obra al fin, está en diálogo con poetas, escritoras y escritores de La Plata y de más allá.
Por los Altos de San Lorenzo circula mucha gente. Las puertas están abiertas para que se acerquen poetas, escritores, escenógrafos, estudiantes, artistas en general.
En el jardín, lxs curiosxs son bienvenidxs.
Escritura aumentada
ESTO NO ES UNA CASA SINO
UNA FORMA DE HABITARNOS
Andrea Iriart
Andrea Iriart en esta obra, no solo crea desde los bordes, sino que también produce rupturas múltiples. Una que ya recorrimos, se vincula en cómo vuelve porosa la distinción entre lo público y lo privado. Pero también pone en tensión la noción de centro y de periferia cuando crea desde un barrio relegado, impregnado de prejuicios y múltiples violencias, y que ahora eso que sucede allí es reclamado por el centro.
Por la densidad de las capas significativas que habitan estas paredes como dispositivo textual, por la espacialidad de su escritura, por la movilidad a la que convoca, por las lecturas infinitas que suscita y por su circulación no hegemónica, LÍNEAS MÓVILES abre nuevas posibilidades estratégicas de circulación que rompen con las naturalizadas. Por todo ello, sortea el hipersaturado mercado editorial cuando desborda en escritura aumentada. Luce un aura resplandeciente, un aura única e irrepetible en su aquí y ahora, en donde la duda y el propio extrañamiento de la artista están habilitados.
“¿Si me provoca duda? A veces me pregunto qué estoy haciendo, ese tipo de dudas las tengo y me gusta que sucedan. Hay lugares donde la obra se vuelve ilegible. Eso también me gusta. Pero si algo es ilegible, aparece otro nuevo borde, y está bien. Imaginate cuando solo quede blancura, todo esto se va, y está bien que se vaya, ¿no?”, reflexiona Iriart.
¿Cómo visitar esta obra fascinante de sistema abierto? Contacto para visitas: iriarturruty@gmail.com / @andrea_iriart (IG)
Referencia:
Entrevista en Infobae Cultura, María Negroni: “Escribir es horrible, es tremendo, es un privilegio, es una desgracia” – Infobae [consultada el 14/12/2021]
Egresó como Comunicadora Social de la UBA. Se dedica a la difusión de la ciencia y es docente de la Universidad Nacional de Lanús. Pilotea sus días entre sus tres amores: las ciencias sociales, la literatura y la maternidad.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación | Universidad Nacional de La Plata
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