GUAY | Revista de lecturas | Hecha en Humanidades | UNLP

GEOGRAFÍA/SOCIOLOGÍA
BELÉN MIRALLAS/LUDMILA CORTIZAS/SANTIAGO BAEZ/DAMIÁN GIAMMARINO/ARIEL ARAMAYO

La producción del espacio (1974)
de Henri Lefebvre

Reflexiones y aportes teórico-metodológicos para pensar el espacio urbano a partir de la obra de Lefebvre

Introducción. Objetivo y fundamentación

 

     En el transcurso del año 2021, se desarrolló en el Centro de Investigaciones Geográficas de la Universidad Nacional de La Plata, un taller de lectura y debate conformado por estudiantes de posgrado de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UNLP), con la finalidad de fortalecer nuevas instancias de aprendizaje y espacios de reflexión. Por un lado se buscó generar ámbitos y mecanismos de discusión y debate provenientes del campo disciplinar geográfico, y por otro lado intercambiar conocimientos, perspectivas innovadoras y opiniones para enriquecer la etapa formativa de los/as graduados/as investigadores y docentes.

     En este contexto se abordó la lectura y análisis de un clásico de Henry Lefebvre La producción del espacio (1974), traducido al castellano en el año 2013, con el objetivo de reflexionar sobre los tópicos teóricos y metodológicos propuestos por el autor para pensar problemáticas espaciales y urbanas de la realidad actual. De esta manera la instancia de taller permitió debatir estados y avances de las investigaciones en particular, considerando relevante la diversidad de trayectorias formativas con el desafío de generar espacios de construcción colectiva.

     Con respecto a la organización de los encuentros, a partir del interés detectado en la relectura del clásico lefebvriano, el grupo se construyó de manera abierta y esencialmente horizontal. Existió la figura del coordinador, quien a partir de su trayectoria docente y la capacidad de despertar debates, supo guiar el espacio de intercambio. En encuentros regulares a lo largo del año, nos organizamos para tener un encuentro posterior a la lectura de cada capítulo. Para enriquecer el debate, en el último encuentro, además de discutir las conclusiones del libro, se debatieron también dos textos de autores que reinterpretaron la obra.

     La dinámica de cada encuentro se acordó inicialmente y luego mutó. Como el grupo de lectura comenzó en contexto de pandemia, los primeros encuentros fueron experiencias compartidas en la virtualidad. Los dos iniciales, se organizaron a partir de una exposición síntesis del capítulo por parte de una pareja de participantes, con apoyo conceptual y gráfico en presentaciones de diapositivas. Dicha presentación inicial fue disparadora de debates entre todo el grupo. Los capítulos siguientes fueron guionados mediante una serie de preguntas elaboradas por algún miembro del grupo. Hacia la mitad del cronograma de encuentros, el grupo tuvo la posibilidad de continuar con el taller de manera presencial, en la universidad, lo que promovió encuentros con mayor nivel de debate, diálogo fluido e intercambio, el uso de la pizarra para realizar esquemas y lluvias de ideas, y posibilitó un mayor vínculo entre los participantes. Los últimos capítulos y las reflexiones finales tuvieron un carácter orgánico, facilitado, en primer término, por los encuentros presenciales, y en segundo lugar, por el grado de avance teórico alcanzado por los participantes. 

     La metodología de trabajo implementada no es algo novedoso, pero la compartimos porque este espacio en definitiva permitió no solo la lectura y relectura de un texto complejo y extenso, escrito por un autor clásico, sino también que cada participante logre un nivel de análisis crítico que sirvió para comprender los capítulos finales donde se retoman conceptos clave, y a su vez, para abordar futuros textos de similar complejidad.  

 

Breve contextualización del autor 

 

     Henri Lefebvre (1901-1991) fue un filósofo y sociólogo francés, que desde la perspectiva marxista, realizó un gran aporte en torno a la reflexión y análisis de  la espacialidad de la sociedad moderna. Su hipótesis consistió en que el espacio (social) es un producto social de cada tiempo y a su vez generador de las nuevas condiciones sociales de la sociedad futura.

     Podemos dividir sus obras en dos grandes grupos, el primero vinculado a discusiones filosóficas y el segundo, en torno al espacio (social) en el contexto de la crisis del modelo fordista-keynesiano y el mayo francés, durante el cual se producen una serie de protestas espontáneas iniciadas por grupos estudiantiles contrarios a la sociedad de consumo, el capitalismo, el imperialismo, el autoritarismo, y que en general desautorizaban las organizaciones políticas y sociales de la época -como los partidos políticos, el gobierno, los sindicatos o la propia universidad-. Al movimiento estudiantil inicial pronto se le unieron grupos de obreros industriales, sindicatos y el Partido Comunista Francés, llevando adelante huelgas en los grandes centros industriales franceses,  y con objetivos principalmente laborales. 

     Si bien Lefebvre no participó activamente del movimiento que encabezaba las protestas, fue profesor y persona de consulta para los estudiantes que llamaron a movilizarse. Es precisamente durante este acontecimiento cuando centra sus esfuerzos en reflexionar sobre la problemática del espacio como eje a través del cual analizar la complejidad del mundo moderno, de la vida cotidiana y las prácticas sociales. Para ello, su primera tarea fue combatir los reduccionismos y las simplificaciones a las que se había sometido este concepto, rescatándolo así de abstracciones y devolviéndolo al estudio de la realidad social, de los modos de producción en el marco de la sociedad capitalista y eminentemente urbana. Esta etapa de conflictividad y reflexión en torno al espacio (social) trajo como resultado la escritura del libro objeto de este trabajo.

 

Estructura del libro y metodología de lectura

 

     La obra de Lefebvre está compuesta por un prólogo titulado “Henri Lefebvre y los espacios de lo posible”, escrito por Ion Martínez Lorea; y una introducción “Ciudad, espacio y cotidianidad en el pensamiento de Henri Lefebvre”, por Emilio Martínez Gutiérrez. Luego, cuenta con un prefacio y siete capítulos (incluidas las conclusiones). 

     ¿Cómo leer a Lefebvre en clave metodológica? A medida que avanzamos en la lectura, identificamos que el autor llevó adelante una escritura de forma dialéctica e histórica. A lo largo de la obra, realiza un ida y vuelta del pasado al presente,  de lo abstracto a lo concreto, y retoma conceptos, definiciones e ideas de otras disciplinas para fundamentar el estudio del espacio, validándolo como categoría. 

     A su vez, parte de distintos interrogantes y construye una serie de hipótesis a las que trata de dar respuesta a medida que avanza en la escritura. Algo que llamó mucho la atención y que sin dudas significó un desafío para la lectura, fue la utilización de la “contradicción” para estudiar y analizar el espacio. El autor entiende que la contradicción no es únicamente oposición, sino que implica conflicto y permite el pensamiento dialéctico; a su vez, cuando hay contracción hay movimiento. Con ello, supera el estudio descriptivo, lineal y evolutivo, lo que significó un gran aporte no solo en términos conceptuales sino también metodológicos.

     ¿Qué contradicciones encuentra a lo largo del escrito? Obra/producto; cantidad/calidad; producción/consumo; homogeneización/fragmentación; valor de uso/valor de cambio; consumo productivo (plusvalía)/consumo improductivo (placer y encanto); apropiación/dominación. A partir de dichas contradicciones, Lefebvre encuentra la manera de realizar distintos aportes. Del pensamiento dialéctico surgen distintas tríadas: 1) forma, función y estructura; 2) la teoría unitaria del espacio: físico, mental y social; 3) la trialéctica del espacio, entendiéndolo como espacio percibido (prácticas espaciales), espacio concebido (representaciones del espacio), y espacio vivido (espacios de representación); 4) espacio absoluto, abstracto y diferencial. 5) global, privado e itinerarios.

     También, realiza un abordaje del rol del Estado, quien a través de la fragmentación, ejerce el control. El poder político no es per se productor del espacio, pero lo reproduce en tanto que lugar y medio de la reproducción de las relaciones sociales, es decir que organiza el espacio. En otras palabras, el uso político del espacio deviene en instrumento de control por parte del Estado y del capital. Proliferan imágenes, símbolos, normas, jerarquías, roles y valores; en definitiva, representaciones que imponen un orden y prescriben ideas y acciones. Es un espacio de dominación estatal donde se despliegan estrategias tendientes a favorecer la acumulación del capital, y que tiende a la homogeneización. 

     Ante el rol adoptado por el Estado, surge la resistencia. La única posibilidad de incomodar al Estado centralizado y de (re)introducir cierto pluralismo ligado al cambio, donde la capacidad de acción de las fuerzas locales o regionales inmediatamente vinculadas al territorio en cuestión toman fuerza. Esta acción a la contra sostiene o hace surgir entidades territoriales particulares dotadas de una autogestión y autonomía. La revolución crea espacio. Una transformación revolucionaria se verifica por su capacidad creativa, generadora de efectos en la vida cotidiana, en el lenguaje y en el espacio, aunque su impacto no tenga por qué suceder necesariamente al mismo ritmo y con similar intensidad. La lucha y la resistencia es una de las principales líneas de acción en la búsqueda por el espacio diferencial, el contraespacio. Así, toda propuesta de contraespacio cuestiona el espacio existente, cuyas estrategias y objetivos apuntan a imponer la homogeneidad, un orden preestablecido y la ilusión de la transparencia.

 

Interpretaciones y reflexiones

 

     Sin dudas leer, interpretar y analizar la obra de Lefebvre fue un gran desafío, y del intercambio surgieron diversas reflexiones que vale la pena compartir. El autor a partir de la trialéctica del espacio plantea tres conceptos que la componen y que se interrelacionan. El primero es que existe una representación del espacio, un espacio concebido, planificado, proyectado desde el Estado y actores que promueven la lógica de acumulación del capital, que tienden a querer ordenar el espacio a través de la dominación, y en vinculación con la práctica espacial, impuesta a partir de la producción y la reproducción de la vida. Este espacio se encuentra en tensión con el espacio de representación, espacio vivido y apropiado por los sujetos (espacio simbólico y resistido a la dominación ejercida por los actores de poder). De esa tensión surge el espacio producido, resultado de una práctica social y entendido no sólo como producto (condición de inicio o punto de partida de un nuevo proceso), sino también como productor o medio de producción, dominación y poder. 

     Entonces el espacio (social) va a tener una serie de implicancias:

  • El espacio-naturaleza desaparece.
  • Cada sociedad produce su espacio.
  • El espacio social incorpora los actos sociales.
  • El espacio es producto y proceso histórico.

     Es decir, el espacio es producto en tanto se consume en el mercado (valor de cambio) e implica un proceso productivo, pero a su vez es obra y producción (tiene un valor de uso). Su mercantilización contiene y oculta las relaciones sociales que lo producen. 

      Si bien a lo largo de toda la obra el autor juega con la trialéctica representación del espacio, espacio de representación y práctica espacial como si fueran aspectos separados, lo hace únicamente de forma expositiva, siempre remarcando que son dimensiones que debieran analizarse por separado, pero que necesariamente se encuentran imbricadas. En esta línea, un estudio sobre el espacio necesariamente debe ser holístico y contemplar estas tres dimensiones y sus interrelaciones, para no caer en reduccionismos. Lo mismo ocurre con su propuesta de Teoría Unitaria del Espacio: critica la fragmentación del estudio del espacio en los planos mental, social y físico por parte de diversas disciplinas, para proponer una teoría que lo haga desde un enfoque integrador. 

     A su vez, lo realmente interesante para la lectura, interpretación y posterior debate, resultó el planteo del autor sobre el “espacio abstracto”, concepto que resultó inquietante por la dificultad y complejidad que significó definirlo en sí mismo. Las reflexiones al respecto, resultaron en un cuadro síntesis (figura 1) donde pudimos visualizar cómo la tensión entre la representación del espacio -expresada en la dominación por parte del Estado y el capital- y el espacio de representación, es decir los sujetos, quienes viven el espacio y se lo apropian, caracterizan el espacio abstracto que es homogéneo, fragmentado y jerarquizado a la vez. ¿Cómo lo homogéneo implica fragmentación? Lo homogéneo tiene dos caras (contradicciones) y es la condición previa a la fragmentación. A partir de la intercambiabilidad, el espacio se vende en partes, y termina convirtiéndose en un medio de segregación, de la dispersión de los elementos de la sociedad, y así es como el espacio logra expandirse. Lefebvre al respecto escribía 

     El espacio así definido posee un carácter abstracto y concreto. Abstracto en la medida en que no tiene existencia sino por la intercambiabilidad de todas las partes que lo componen; concreto en tanto que es socialmente real y está localizado como tal. Se trata, pues, de un espacio homogéneo y sin embargo fragmentado (Lefebvre, 2013:375).

      De allí surge el espacio (social) producido, en tanto producto y productor, implica proceso (lo abstracto) y resultado (concreto). Este espacio termina siendo resultado de una o varias prácticas sociales, y constituye la condición de inicio de un nuevo proceso.

 

Figura 1: Cuadro síntesis de los conceptos trabajados por el autor y reinterpretados por los participantes del taller.

Fuente: Elaboración propia en base a la lectura de La Producción del Espacio de Lefebvre.

 

Lo que La producción del espacio de Lefebvre nos dejó

 

      El grupo coincidió en que la obra nos dejó tanto aprendizajes como herramientas teórico metodológicas que vale la pena mencionar. Comenzamos la lectura con la idea de que se trataría de un libro eminentemente teórico, sin embargo, desde el punto de vista metodológico la obra hace un gran y valioso aporte no solo para el abordaje de este libro, sino para la lectura de otras obras. Nos referimos a que no solo pudimos comprender su análisis sobre el espacio en términos teóricos, sino que también nos brindó una manera de leer e interpretar un libro en clave dialéctica, promoviendo un “escape” de la lectura lineal. Un ejemplo de ello fue la comprensión de las contradicciones en el espacio, entendiéndolas no únicamente como la existencia de una oposición, sino que implican movimiento y fluidez. Esto permitió que la interpretación de dichas contradicciones supere el análisis evolutivo y lineal del espacio.

      A su vez, nos dejó un concepto, al principio confuso pero, que al comprenderlo como método de pensamiento promovió la salida de la generalidad y la búsqueda de la particularidad en cada una de las partes. Estamos haciendo referencia a la abstracción como método que permitió identificar lo que tienen o no en común aquellos componentes del espacio, y que dan lugar a contradicciones, otro concepto que el autor utiliza mucho para su análisis.

     Y no menos importante, creemos y sostenemos que la obra de Lefebvre implica una continua revalorización que nos permite analizar problemáticas actuales. De hecho, Baringo Ezquerra (2013) y De Mattos (2015), entre otros autores que lo reinterpretaron, remarcan la vigencia que tienen los postulados lefebvrianos en el estudio de la sociedad actual, marcando que lo que el autor preveía allá por la década de los 60 y 70, hoy es una realidad. Para ejemplificar esto último, queremos destacar dos trabajos que actualmente realizan dos participantes del grupo de lectura, y que a su vez son autoras de este escrito, en el marco de sus tesis doctorales. En primer lugar, una de las investigaciones trata sobre la vivienda obrera alrededor del Puerto de La Plata, ubicado en el Gran La Plata, Buenos Aires. Para su estudio, toma la trialéctica del espacio propuesta por Lefebvre y la incorpora como categorías, y como instancia de aproximación inicial a los barrios que selecciona como estudios de caso para su investigación. El trabajo de campo le permitió identificar tres categorías que propone el autor en torno al espacio: el espacio percibido, concebido y vivido. Las prácticas espaciales representan un desafío como objeto de reflexión ya que al observar las trayectorias cotidianas de las personas, la compañera se encontró con la dificultad de discernir el grado en el que se ven condicionadas por las representaciones del espacio, es decir, por el planeamiento que dictan las normativas. Sin embargo, encontró algunos rincones urbanos y particularidades en la atmósfera de las calles que no han sido sobredeterminadas por las reglas del espacio concebido. Allí identifica el espacio vivido, el cual florece en la trama rectificada de calles y canales portuarios que forman parte de su objeto de estudio, lo que permite generar de forma simultánea múltiples lecturas sobre las mismas trayectorias.

      A su vez, Lefebvre hace una exploración crítica de la cotidianeidad como la totalidad de las relaciones entre los individuos y los grupos. Según la introducción elaborada por Martínez Gutiérrez (en Lefebvre, 2013), el urbanismo se plantea como una herramienta eficaz para alienar a la población de los procesos, “bajo la apariencia de la racionalidad, la dominación se expresa en una cotidianidad programada donde se manipulan las necesidades y los deseos” (Martínez Gutiérrez, en Lefebvre, 2013:40). De esta concepción surge una de las dimensiones que la compañera comenzó a utilizar en su tesis doctoral: el “programa” como denominación de las actividades que se permiten y se realizan en el entorno urbano (tradicionalmente conocido como los “usos”). El carácter de este término implica imposiciones en el devenir cotidiano, bajo una racionalidad aparente. En el entorno urbano-portuario que abarca su estudio, esto supone la interpretación de un palimpsesto normativo que incluye al Estado municipal, provincial y nacional, como así también al ente público no estatal que se encarga de la gestión del Puerto.

      La otra investigación apunta a analizar la producción del espacio urbano, identificando los procesos de ocupación de áreas vacantes de la ciudad, en particular los frentes de agua urbanos de tres partidos del sur de la Región Metropolitana de Buenos Aires, los aspectos normativos y el rol del Estado en la construcción de este espacio urbano, y los conflictos que se producen en torno a las transformaciones que este proceso produce. ¿En qué sumó Lefebvre a este estudio? En primer lugar, entendió que en el espacio se materializan y se conjugan distintos procesos, vastas relaciones sociales y decisiones en un contexto determinado. Pero además, estas relaciones sociales y también de poder naturalizan un proceso de dominación que acompaña al modo de producción (Lefebvre, 2013). En los frentes de agua de la ciudad, en los últimos años se han venido materializando diversos procesos, a través de la conjugación de distintos intereses de vastos actores sociales. A través del proceso de urbanización sobre las áreas ribereñas, lo natural se hace artificial, el territorio se convierte en fuerza productiva, y en capital (Lefebvre, 2013). 

     Teniendo presente esta noción de espacio en tanto producto social, según Lefebvre va a tener antes que nada, un uso, es decir, un valor de uso. Distintos actores involucrados con este tipo de espacios y que se organizan en asambleas de vecinos y ambientalistas –entre otros-, se apropian del espacio desde el punto de vista simbólico, y lo habitan, se lo apropian. Asimismo, en este contexto donde el capital tiende a reproducirse en la ciudad, el espacio también va a adquirir un valor de cambio. Aquí las reglas y objetivos del modelo capitalista van a tener un rol central, a través de la búsqueda de mayores ganancias y la primacía de la propiedad privada. Esto se traduce en la presencia de actores de gran poder económico (empresas, desarrolladores inmobiliarios, inversionistas), quienes orientan sus necesidades a la acumulación de capital (espacio de consumo, mercancía, reservas de valor), promoviendo un espacio que tiende hacia el dominio del valor de cambio. De allí que el espacio como mercancía discrepa con la idea de apropiación simbólica, lo que permite evidenciar las contradicciones, discrepancias y conflictos entre actores que tienen diferentes lógicas y diversas maneras de apropiarse del mismo (Lefebvre, 2013) 

     Todo esto no sería posible, sin la intervención del Estado. En tanto actor social que tiene mayor participación en la manipulación del espacio como instrumento político, se alía con los actores de gran poder económico para que el capital se desarrolle (Lefebvre, 2013). El Estado es quien gestiona las políticas urbanas, y quien en las últimas décadas ha estado fuertemente sesgado hacia una tendencia de facilitación para la realización del capital en el espacio urbano, con una fuerte impronta privatista (De Mattos, 2007). De esta manera, y retomando a Lefebvre, la asociación Estado y capital implica dominación, que se puede percibir en dos instancias. Por un lado, sobre áreas de la ciudad que por sus características resultan marginales y periféricas, que estaban por fuera de la lógica de expansión, transformación y revitalización. Y por otro, sobre quienes ejercen una valorización simbólica de esos espacios, que a su vez, no solo resisten al avance del capital desde el punto de vista de la preservación de la naturaleza (lo ambiental y las funciones ecosistémicas que estas áreas proveen como la regulación hídrica), sino también frente a la exclusión que el sistema realiza sobre sectores que no logran acceder a la ciudad formal.

 

Bibliografía que permitió este escrito 

 

BARINGO EZQUERRA, David (2013). “La tesis de la producción del espacio en Henri Lefebvre y sus críticos: un enfoque a tomar en consideración”, en Revista Quid, vol. 16, N°3, Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA, 119-135. Recuperado de: https://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/quid16/article/view/1133 

DE MATTOS, Carlos A. (2015). “Lefebvre, producción del espacio, revolución urbana y urbanización planetaria”, en De Mattos, y Link (eds.) Lefebvre revisitado: capitalismo, vida cotidiana y el derecho a la ciudad (37-56). Santiago, Chile: RIL editores. Recuperado de:  https://www.researchgate.net/publication/292978596_Lefebvre_produccion_del_espacio_revolucion_urbana_y_urbanizacion_planetaria 

DE MATTOS, Carlos A. (2007) “Globalización, negocios inmobiliarios y transformación urbana”, en Revista Nueva Sociedad, N° 212, 82-96.

LEFEBVRE, Henry (2013). La producción del espacio. Madrid: Capitán Swing. (Versión original, 1974).

 

BELÉN MIRALLAS

Es Becaria Doctoral CONICET – Centro de Investigaciones Geográficas, Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales – CONICET/UNLP. Arquitecta egresada de la UNC.

LUDMILA CORTIZAS

Becaria Doctoral CIC/PBA – Centro de Investigaciones Geográficas, Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales. Departamento de Geografía, FaHCE, UNLP. Magister en Políticas de Desarrollo, Licenciada y Profesora de Geografía, egresada de la UNLP.

SANTIAGO BAEZ

Es Becario Doctoral CONICET – Centro de Investigaciones Geográficas, Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales – CONICET/UNLP. Licenciado en Geografía egresado de la UNLP.

DAMIAN GIAMMARINO

Becario Doctoral CONICET – Centro de Investigaciones Geográficas, Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales – CONICET/UNLP. Departamento de Geografía, FaHCE, UNLP. Licenciado en Geografía egresado de la UNLP.

ARIEL ARAMAYO

Es Docente Adjunto del Departamento de Geografía, FaHCE, UNLP. Licenciado en Geografía egresado de la UNLP.